Ex satanista atormentado por demonios conoció a Jesús antes de suicidarse, «La verdad me llevó a sus brazos»

Ben Atkins, quien viene de una familia cristiana no siempre encontró ejemplos verdaderos de la fe dentro de su entorno, pues creció dentro de un hogar muy caótico que muchas veces pasó como “muy cómodo” para quienes lo veían desde afuera siendo éste “el  equivalente al sueño americano”, pero siendo causante de muchos traumas y angustias en su vida, por lo que decidió cuestionar todo y dejar de creer que sus raíces espirituales eran buenas para su vida.

Al ver que la fe de sus padres decayó, sus experiencias en la iglesia fueron cada vez más negativas y decidió alejarse tanto de la congregación como de la fe cristiana.

“No tenían lugar para el sufrimiento, ningún lugar para la verdadera vulnerabilidad o debilidad y mucho menos para el poder sobrenatural de Dios. Era una iglesia que no creía en el Dios obrando hoy a través de nada más que la Biblia, así que lo que experimenté en la iglesia simplemente no brilló con vida”, dijo sobre sus primeros años en la iglesia

Por ello, decidió sumergirse de lleno en “sexo, drogas, alcohol” y otros vicios que terminaron de apartarlo de la fe cristiana, como la meditación y prácticas similares que nada tendrían que ver con el cristianismo, esto en busca de una respuesta desesperada sobre algo en que creer.

“Todo lo que puedo decir es que tenía este anhelo profundo de conectarme con mi sufrimiento y reconocerlo. Y eso es lo que me llevó a explorar algunas formas de vida realmente oscuras”, expresó.

Debido a eso, comenzó a leer “La Biblia Satánica” y se involucró mucho más en el satanismo, recibiendo apoyo de sus amigos y conocidos, “Ya estaba haciendo ciertos rituales con amigos para aprovechar el poder a mi alrededor o dentro de mí. Tenía amigos que decían que eran brujos. Me vi rindiéndome a Satanás”, reveló diciendo que cada vez se adentró mucho más en el camino del mal.

La influencia del enemigo era tan fuerte en él, que quería tatuarse un pentagrama en el pecho creyendo que el ocultismo podría darle sentido a la vida y mostrarle qué camino seguir, pero la desesperación y malestares lo dominaron ya que testificó que “demonios comenzaron a molestarlo”.

“Una mañana, Satanás estaba al borde de mi cama y me dijo: ‘Vas a terminar tus exámenes universitarios y luego te vas a morir’. Me desperté y para mí fue lo peor que pude escuchar”, contó.

Uno de sus pactos con el diablo fue ofrecer a lastimar a otros o a sí mismo para poder seguir viviendo, pero no hubo ningún cambio y todo continuó peor, “Estaba viendo demonios, venían y se metían en mí. Cada vez me deprimía más”, dijo.

“Fue en este punto que comencé a planear cómo suicidarme, porque no veía la salida. Pensé: ‘Bueno, o Satanás me va a matar, o lo haré yo. Así que prefiero al menos recuperar un último trozo de poder”, agregó.

Cuando estuvo a punto de quitarse la vida, una amiga de su hermana lo invitó a un evento cristiano, y aunque los mensajes cristianos le enojaban, pudo ver como otras personas se regocijaban en la presencia de Dios y se notaba lo felices que eran con su fe puesta en Cristo.

Un hombre fue usado por Dios para orar por él en medio de su frustración y Atkins sintió como esas palabras atravesaron su corazón e impactaron su alma.

“Puso una mano sobre mi hombro, comenzó a orar por mí en lenguas y, en ese momento, sentí la emoción más increíble. Todas las cosas que había estado haciendo en la vida, estaba persiguiendo altos y tratando de sentir bajos, y esa paz que sentí fue más alta que cualquier otro alto que haya sentido”.

Fue ese encuentro el que le llevó a un nivel profundo que no encontró en ninguna otra creencia antes, fue su anhelo de conocer la verdad, que llegó a los pies de Cristo.

“Nunca me propuse ser cristiano. Solo he querido la vida y la verdad. Y eso fue lo que me llevó a los brazos de Jesús”, contó.

Después de recibir liberación, se convirtió en predicador y plantador de iglesias dentro de EE.UU y Reino Unido, ya que su testimonio ha servido como base de transformación para otros.