Niño pandillero y sus amigos van a un culto por error y terminan aceptando a Cristo en su corazón

Atormentado por varios espíritus y con una infancia difícil, un pandillero fue por error a un culto dentro de un insólito lugar y el Señor Jesús transformó su vida.

James, nació en el norte de Asia, en donde el cristianismo es realmente atacado, de pequeño quedó sordo debido al frío de la región y por no tener los cuidados necesarios esa es una afección que la mayoría sufre.

Una infancia llena de maltratos lo llevó a pertenecer a una pandilla de niños sordos y a vivir prácticamente en la calle.

Y aunque al principio creía pertenecer y ser feliz en el lugar, la vida como pandillero le mostró que todo era mucho más difícil con peleas diarias y falta de verdaderas oportunidades laborales.

Al mismo tiempo, Misiones Mundiales de las Asambleas de Dios y Hope Church (AGWM) realizaban un culto provisional y excepcional de lo que permitía el gobierno dentro de un cine, al que James fue por error.

Para esa fecha, se celebraba el Domingo de Resurrección y más de 600 personas asistieron a escuchar la palabra de Dios, en tanto James junto a otros chicos visitaron el mismo lugar para ver una película pero jamás imaginaron la escena: un culto evangélico.

Impresionado por lo que veía, pudo sentir la música y leer la letra en las pantallas y poco a poco comenzó a ir a los servicios dominicales junto a sus amigos, quienes se convirtieron en servidores de la parte de video.

Los demás dieron sus vidas al escuchar historias bíblicas sobre David y Goliat, los 12 discípulos y Jesús, pero el único que se mostraba reacio era James, quien provenía de una familia budista activa y militante.

El niño era atormentado por espíritus malignos en la noche, no podía dormir, era perseguido en pesadillas y decía que una fuerza invisible que intentaba estrangularlo; el espíritu, que llamó la «nube negra», le dijo que cometiera actos violentos.

Hasta que en un culto, él fue al altar para recibir a Jesús y los malos espíritus que se manifestaban en él lo abandonaron.

“Tan pronto como pusimos nuestras manos sobre James, cayó al suelo. Las venas de su cuello se hincharon, apretó los dientes y jadeó. Comenzamos a orar por la liberación de los demonios, citando las Escrituras y hablando en lenguas dadas por el Espíritu Santo. Cuanto más orábamos en el Espíritu, más se retorcía Santiago en el suelo. Esto sucedió 16 veces más durante las siguientes tres horas. Finalmente, James se durmió”,

“Cuando James abrió los ojos, era un hombre nuevo. Tenía una sonrisa brillante y lágrimas en los ojos. Jesús lo había liberado”, agregó.